El director de orquesta italiano
Riccardo Muti ha expresado su
preocupación por los recortes que las artes están sufriendo en Europa y se ha dirigido a sus gobernantes para advertirles de que «
quitar la palabra a la cultura significa embrutecer al pueblo. Si cerramos a nuestros hijos la posibilidad de acercarse a la cultura, estamos abocados a un futuro de gente muy superficial y peligrosa», advirtió ayer en rueda de prensa
Muti, quien hoy inaugura la
30 edición del Festival de Música de Canarias al frente de una de las tres mejores orquestas del mundo: la Sinfónica de Chicago.
A petición del propio Muti, la Sinfónica de Chicago no solo abrirá su gira europea de 2014 con cuatro sesiones en los dos auditorios más emblemáticos de las Islas Canarias, el Alfredo Kraus y el Adán Martín, sino que ofrecerá dos conciertos, en formato de cámara, en centros de mayores y de personas dependientes de Las Palmas de Gran Canaria y de Santa Cruz de Tenerife.
El director italiano, que regresa a Canarias tras haber presentado en su Festival a la Phillarmonia Orchestra de Londres en 2008, subraya que, al elegir los programas para sus conciertos en el Festival Canarias, ha escogido compositores que le permitieran «remarcar la
importancia de la cultura europea en estos momentos de crisis»: Verdi, Strauss y Prokoviev en un programa, y Beethoven y Berlioz, en el otro. «Nosotros sabemos que cada vez que ha habido dictaduras, los dictadores han intentado cerrar la boca a las gentes de la cultura, porque
la cultura es el alma del pueblo».
Los festivales, en déficit
El director italiano reconoce que «la mayoría de los festivales y teatros de Europa
están hoy en déficit», pero insiste en que ninguno de los grandes compositores de la historia «murió rico», a pesar de que escribieron música que «hizo de Europa una tierra de gran profundidad. Cuando
Beethoven escribió la
«Novena Sinfonía», su empresario se enojó muchísimo y le preguntó si realmente era necesario añadir un coro y cuatro solistas a la orquesta. Eso encareció todo, y su primera representación fue un desastre económico, aunque tuvo muchísimo éxito. Pero, si el empresario hubiera convencido a Beethoven, hoy no tendríamos «Novena Sinfonía». La cultura no existe para hacer beneficios, pero
una orquesta sinfónica cuesta mucho, muchísimo menos que un jugador de fútbol».
El maestro asegura que entiende que su profesión tiene «también un significado moral» y considera que los gobernantes deberían entender este mensaje: «Bastaría con quitar un poco de dinero de cosas innecesarias para destinarlo primero a la educación, luego a la educación y después a la educación».
El director de la Orquesta Sinfónica de Chicago también alerta de que Europa no puede resignarse a quedar reducida a un mero destino turístico para el resto del mundo: «Tenemos una historia, una historia que ha alimentado al mundo. España tiene la segunda lengua del mundo, lo cual es una gran responsabilidad, porque le comunica con un continente entero. Toda Sudamérica y gran parte de América del norte habla español, y eso significa no solo idioma: también significa cultura española, cultura europea… Bueno y también romana», bromeó.