Les recomendamos la lectura completa de la entrevista que le realizan en el periódico La Vanguardia al doctor en neurociencia, músico y psicólogo, neurobiólogo y sociólogo, Stefan Koelsch, en relación a los beneficios de la música en el individuo.

«Cuando los humanos están en armonía, cuando cooperan, emerge la cohesión social, entonces aparece un sentimiento de unidad, de comunión, y esto es lo que yo entiendo como un momento espiritual.»

«Sí, los niños a los que se les estimula el lenguaje musical aprenden más rápido los procesos del lenguaje, los matices, la sintaxis y la habilidad de escucha; y tienen menos problemas de dislexia. Cantar o hacer música es muy beneficioso para ellos.»

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E. P. : Lo realmente fascinante es esa cuestión social de la música. Une a unas personas con otras, es algo tremendamente social.  
S. K. : No solo es cierto, sino que creo que es una de las cosas especiales que tiene la música, uno de sus grandes poderes. La música despierta en nosotros todas esas funciones cuando la hacemos juntos. Como humanos somos una especie social y no podríamos haber sobrevivido a lo largo de la evolución sin cooperar y comunicarnos. Mientras hacemos música volvemos a vivir todas esas experiencias y ponemos en marcha todas esas funciones sociales. Es decir, averiguamos que es lo que quiere el otro o que intenta o que desea o que cree, sin que nos lo diga explícitamente. Hay experiencias emocionales en las que después de hacer música todos nos sentimos felices mientras que antes estábamos enfadados. Y el resultado de todo ello es esa especie de cohesión social… nos gustamos más que antes, estamos más unidos que antes, confiamos más los unos en los otros, pensamos que los otros nos ayudarán cuando nos sintamos solos o cuando tengamos un problema.

Un estudio de la Northwestern University y de la University of Kansas, demuestra que el aprendizaje de un instrumento musical desde edades tempranas proporciona enormes beneficios para el cerebro en edades mayores.