Estas palabras forman parte de la presentación, el 5 de junio de 2008, del libro Trabajo Social con grupos y Pedagogía ciudadana, de la doctora en Ciencias Políticas y Sociología, profesora de la Universidad Complutense de Madrid, Teresa Zamanillo Peral, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.

«… Y ahora, un momento antes de dejar a los músicos su espacio, quiero traer las reflexiones sobre el quinteto para clarinete de Brahms de Richard Sennett, de su libro sobre el RESPETO, para contarles por qué he elegido esta obra. Sucede que las dificultades para tocar este quinteto se encuentran todas en la vida de los grupos así como también en la vida en general. Son las dificultades de encontrar nuestros acoplamientos para lograr una convivencia más feliz. A continuación mezclo las reflexiones de Sennett sobre el Quinteto con las mías sobre los grupos y con eso termino:

Los grupos crean un espeso “caldo sonoro” a lo largo de todo su proceso. Es la densa textura de su narrativa la que, él o la coordinadora, tratarán de esclarecer si aceptan el desafío de sus participantes. Pero éstos no suelen dar muchas pistas acerca de las dificultades por las que pasan para acoplarse. Y tampoco caen fácilmente en la cuenta de que son ellos mismos, los ejecutantes, los que tienen que solucionar el problema. Por eso han de hacerlo inventando rituales para cooperar juntos. Han de aprender una forma básica de cooperación rítmica que comienza con el vínculo entre los participantes del grupo, con el contacto visual y los gestos corporales para darse indicaciones unos a otros. La colaboración entre todos exige unas veces autocontención y otras expansión y apertura. Al contenernos hacemos sentir nuestra presencia, que es el aspecto más sutil y más positivo de la reserva. Al expandirnos nos abrimos a los otros, confiamos en ellos. Los ejecutantes tendrán que resolver conjuntamente ese problema aprendiendo a tocar como uno solo, al unísono, pero aprendiendo también a retraerse en momentos determinados o a dominar en otros.


«En Brahms, ese “caldo sonoro”, como denomina Sennett a esta composición, es al principio algo indiferenciado. A medida que transcurren los ensayos lo que hay que hacer es dejar que salgan las voces predominantes. Eso es en lo que todos tienen que colaborar, tanto el que canta como el que acompaña. En Brahms son tejidos muy densos y por eso hay que hacer ese trabajo de pulir para dejar brillar lo que realmente interesa.

De la indiferenciación inicial de los miembros de un grupo a la individuación de los mismos es como se puede resumir el viaje y la hermosa aventura de los ensayos de un grupo que quiere hacer su camino con inteligencia. Esta es la analogía con Brahms que quería destacar. Esto implica vinculación, complementariedad, momentos de expansión y de reserva, negociación, resolución de conflictos, etcétera, en fin, la vida misma concentrada en una convivencia muy continua